La Numantina ha sido siempre un establecimiento comercial emblemático, con una historia rica y variada que se remonta a varias décadas atrás. En sus inicios, La Numantina se estableció como una pastelería, ganándose rápidamente la confianza y el cariño de los vecinos del barrio gracias a sus productos frescos y deliciosos. Posteriormente, el negocio evolucionó, convirtiéndose en una frutería y tienda de ultramarinos, ofreciendo una amplia gama de productos alimenticios que satisfacían las necesidades diarias de la comunidad. Esta fase de su historia se extendió hasta los años 70, dejando una huella imborrable en los recuerdos de muchos clientes fieles.
Después de varios años de actividad ininterrumpida, La Numantina cerró sus puertas temporalmente. Sin embargo, en 1988, el establecimiento resurgió con una nueva vida. El local experimentó una transformación significativa, adaptando su oferta comercial a las nuevas demandas del mercado. En esta nueva etapa, La Numantina se reinventó como una charcutería y tienda de congelados, manteniendo siempre el compromiso con la calidad y el servicio al cliente.
La decisión de conservar el nombre de La Numantina, que había sido sinónimo de calidad y confianza en sus diversas etapas anteriores, fue una elección deliberada y cargada de significado. Este nombre representa una tradición iniciada varias décadas atrás, una tradición de servicio y excelencia. Mantener el nombre fue un homenaje a todos aquellos que habían contribuido a la historia del negocio y una promesa de seguir ofreciendo productos de alta calidad y un servicio excepcional.